fue
el
día
en
que,
por
fin,
una
paloma
me
pegó
en
la
cabeza.
Un
zape,
una
paloma
me
dio
un
zape
con
su
ala.
Confianzuda.
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Una piedrita y la punta de un zapato para entrar en el Kibbutz. Siempre habrá algo que contar.
JAJAJAJAJAJA
ResponderEliminarADOOOOOOOOOOOO,
que risa, me imaginé todo,
oyesss, no sabía que le hacías a esto de los blogsssss, te leeré (:
te quiero.
Jajaja, sí Katyta, a mí me dio mucha risa ¬¬ jeje. Te quiero, saludos a los gachupines.
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