Me he fijado que cuando
como aguacate, mientras lo disfruto nunca estoy pensando en si mañana o pasado mañana voy a
querer aguacate. Como aguacate y lo disfruto en el momento, pero
si mañana no quiero aguacate, no lo como y ya. Sin embargo, es posible que en
tres días vuelva a querer aguacate. Sería muy tonto de mi parte deshacerme de
los aguacates que tengo en mi refrigerador, sólo porque hoy no quise comerlos.
A quién engaño, yo
siempre quiero aguacate; ése es un mal ejemplo.
Lo intento de nuevo:
Hay personas a las que
quieres tanto tanto, que nunca te pones a pensar en si vas a quererlas para siempre;
si deberías de. Nunca que yo recuerde, tuve que comprometerme con mis padres,
mis hermanos o mis amigos, a amarlos durante toda la vida. Los amé y ya, los amo
todos los días y no siento la necesidad de prometerles que mañana o pasado
también lo haré. ¿Cómo decirlo?.. Las estadísticas favorecen la posibilidad de
que mañana los ame también (no hay que ser un experto para saberlo). La
probabilidad de que no los ame mañana es tan baja, que nunca llega a
preocuparme. Tampoco despierto una mañana común angustiada por el riesgo de que
el mundo se acabe ese día porque, aunque puede pasar, la probabilidad es muy baja
como para pensar en ella (creo).
No me malinterpreten,
no es que no crea en el compromiso. Es sólo que creo en el compromiso que surge del amor, no en comprometerse a amar.
Sé que a simple vista puede parecer lo mismo, pero no pienso que lo sea.
Comprometerse a amar es decir: “te prometo que tendré por ti ese sentimiento
intenso que me lleva constantemente a querer tu cercanía”. ¿Y cómo puedes
prometer que un sentimiento surgirá de ti? Eso es más culpa de tu hipotálamo
que de tu voluntad. No prometes nunca que vas a enojarte o que vas a sentirte
triste, lo sientes y ya. Sí, puedes canalizar ese sentimiento y expresarlo de
distintas maneras, pero no haces que surja, dejas que fluya cuando ya surgió.
Por otro lado,
comprometerse a introduzca aquí la intención que prefiera por amor, se
traduce por ejemplo así: “Por ese sentimiento intenso que me lleva constantemente
a querer tu cercanía, te prometo que estaré contigo, aun cuando sea difícil
estarlo”. Es decir, “porque sé que te amo, aguacate, no te tiraré a la basura
sólo porque hoy no te quise”. Y cuando uno ama, sabe que ama. Nunca me he
cuestionado si amo o no a mis padres, sólo porque un día (o varios) no quiera
hablar con ellos.
A ver si puedo ser más
clara: “Porque te amo (y sé que te amo, involuntariamente te amo), decido y me
comprometo a estar contigo. Mi corazón
y mis tripas están contigo, pero también mi cabeza”. Y cuando digo “estar”,
sobra decir (o quizá no) que no me refiero a estar físicamente, sino a estar en
toda la extensión de la palabra. O mejor dicho, en su interpretación más
metafísica.
Pero incluso el compromiso
que se hace no de amar, sino por amor, no debería ser para siempre. Y es que… para
siempre en verdad es mucho tiempo (suponiendo que vivamos muchos años,
pues). ¿Cómo sabes cuáles serán las circunstancias que rodeen a esa promesa en
10 ó 50 años?
¿”Prometo amarte para
siempre”? ¿Cómo estás seguro de que cumplirás esa promesa?, ¿Por qué haces una
promesa si no estás seguro de poder cumplirla? ¿Cuántos de quienes la han
hecho, la han cumplido realmente? Y quienes la han cumplido, ¿en verdad siguieron
amando sólo porque prometieron hacerlo?, ¿o justamente el amor se mantuvo como
consecuencia de haber cumplido las promesas diarias que nacieron de él?
Honestamente, ni siquiera puedo prometerme a mí misma que me amaré siempre. Digo, ya he tenido momentos en los que no he sentido amor por mí, ¿cómo sé que no volverá a pasar? “Amar por siempre”, “estar ahí para siempre”, es una autoexigencia como muy (disculpen mi francés) cabrona, ¿no?
Ahora, ¿“prometo estar
contigo siempre”? Ok, es algo que puedes cumplir si de verdad te lo propones y
si nadie te aleja permanente e involuntariamente de esa persona. Pero a mi
parecer, igual es una promesa que puede joderte la vida si pretendes cumplirla
no importando qué.
¿Por qué no mejor, estar
con alguien que quiera amarte hoy y
comprometerse hoy contigo por ese
amor? ¿Por qué no un amor realista, en lugar de uno con promesa de eternidad?
Finalmente, cuando
el amor es lo suficientemente valiente como para comprometerse hoy, es muy
probable que mañana se sienta también, así, involuntariamente. El amor es además
de un sentimiento, una decisión. No porque se sienta voluntaria y decididamente,
sino porque la decisión de comprometerse
voluntariamente alimenta el amor (no comprometerse A amar, sino POR amor). El compromiso surge del amor, pero el amor continúa
existiendo gracias al compromiso. Si hay amor, no sin miedo pero con
valentía, hay voluntad. Y donde hay amor y voluntad juntos, el comprometerse se
convierte en necesidad. “Si hay amor, se
encuentra la manera”.
¿No sería mejor,
decirlo así?:
“No puedo prometer serte
fiel todos los días de mi vida, en lo próspero y en lo adverso; porque nunca podré
prometer no equivocarme. Puedo prometer a cambio que hoy voy a luchar con todas
mis fuerzas para no lastimarte. Y el día que enfrente de mí se pose la
tentación de hacerte daño, ese día será también un hoy en el que estaré luchando por no herirte.
No es necesario que prometas
amarme para siempre. Quiero que me ames hoy, no para siempre; y que por ese
amor hoy te comprometas. No puedo prometer que te amaré eternamente, pero puedo
prometer que te amo hoy, porque sé que hoy te amo sin pretenderlo.
Prometo estar contigo
hoy. Hoy que sé que te amo, aunque quizá no quiera ni verte. Amarte hoy,
incluso si hoy no quiero amarte; sólo porque segura estoy de que hoy te amo”.
Es que en serio… para siempre es mucho tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario