miércoles, 28 de octubre de 2009

Los sensibiluchos

Acá donde estamos los sensibiluchos se ve todo distinto. Les sorprendería saber que de este lado los elefantes no son arrugados, las pepitas son azules y algunos carecen en su voz de los decibeles suficientes para gritar. Caminamos para atrás con los ojos en la cadera y silbamos con los oídos, siempre a destiempo y en corcheas.

Sépase que nuestra comunidad es grande; más callada de lo que quisiera y menos de lo que debiera, pero a su manera y en fin, ruidosa. Lúgubre en la sensatez y escasa en la prudencia. Mística, inconsciente, seductora, roja, penetrable, impenetrable, condescendiente, rígida, sumisa, incalculable y va…

Caray, que estamos y no estamos, venga pues que ¿a quién le importa? Búscanos en las tarjetas, las que dicen “mucho gusto”.

Nuestros dedos tienen vida y gustan de ignorarnos finamente y en pedacitos de colores varios. De este lado decimos “pancito” y no “panecito”; nos motiva la locura y nos impulsa lo innombrable, porque bueno, así nos viene y qué más da.

No entendemos casi nada y casi nadie nos entiende, porque a sabiendas que sabemos, no sabemos casi nada. Simple y llano como es, lo que sabemos que sabemos, sabemos, y lo que no, pues no.

De este lado sorbemos de cabeza y pensamos a tragos de sospecha.

Acá donde estamos los sensibiluchos se ve todo distinto, pero cállate quedito… sólo cállate quedito.

jueves, 8 de octubre de 2009

Hoy

fue
el
día
en
que,
por
fin,
una
paloma
me
pegó
en
la
cabeza.

Un
zape,
una
paloma
me
dio
un
zape
con
su
ala.

Confianzuda.

viernes, 2 de octubre de 2009

...

Sentí que nada venía de sobra...